Colegio Stella Maris

Colegio Stella Maris

lunes, 25 de noviembre de 2013

Y en Cochabamba....




Nos fuimos a Cochabamba a participar del  proyecto de inmersión. Antes, habíamos tenido encuentros grupales  en el colegio con el Padre Peralta, en los que nos propusieron prepararnos mental y espiritualmente para llegar a compartir, a entender  a los hermanos que trabajan en comunidad en Bolivia, para descubrir una población diferente.
Viajamos algo incómodos por algunos problemas en el medio de transporte y por lo largo del camino. Llegamos a un no sé qué. Llegamos a “ocupar” un espacio con nuestras charlas, nuestro ruido, le sacamos habitaciones a nuestros anfitriones, les revolucionamos su forma de vida. Ellos, silenciosos, respetuosos, sabios, nos invitaron a rezar, reflexionar, cocinar, compartir, reir, aprender y a conocerlos y conocernos.
De primera chocamos con la realidad, con el más desvalido ser, el que no puede comunicarse con el mundo porque le falla su mente y su cuerpo; parecían pajaritos con sus alas quebradas incapaces de volar. Ese encuentro fue duro, cómo llegar a ellos, qué hacer con esas almas atrapadas. Pudimos y no pudimos, seguramente cada uno creció a su manera. Vimos a las Hermanas Hospitalarias hacerse cargo de esos niños chiquitos e indefensos.
Vivimos una experiencia muy rica; el espacio y el tiempo que los hermanos le dedican a los niños y jóvenes trabajadores. Descubrimos que la clave está en acompañarlos, seguirlos, darles la caña para pescar como decía Edmundo Rice. Ahí los vimos, a los hermanos en acción, en lo que ellos llaman la Oficina.





Fuimos a un espacio indígena, donde habitan los más pobres materialmente, la zona Sur, entre las montañas, sin agua, casas hechas de material. Allí va todos los días un hermano que los reconoce, los escucha, los comprende. Allí estaba una maestra (única, que nadie le pagaba el sueldo)  que día a día construye con muchos, con cada uno, una oportunidad para quienes muchas veces son marginados de la sociedad boliviana.






Conocimos la Cancha, mercado inmenso que resume la esencia boliviana de la mayoría de la población, “todo pasa” por la Cancha, todo se puede encontrar allí.






Nosotros, nos redescubrimos, porque no alcanza con compartir horas en un trabajo, ahora compartíamos lágrimas y mucha risa. Ellos, hermanos cultos, sensibles, preocupados por la vida de quienes más lo necesitan. También,  una dulce y joven mujer – Suzana, tratando de encontrar su misión en la vida.




Gracias a Javier, Renato, Dermot, Kevin, Francisco , Timoteo y Saúl, y Suzana; por compartir.

Estábamos preparados………………. ¿de verdad? 
Rossana S.

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