Colegio Stella Maris

Colegio Stella Maris

miércoles, 9 de octubre de 2013

Ya transitamos esta experiencia....


Para mí Cochabamba fue muy movilizante en  muchos aspectos, comenzando porque ya la decisión de irte de tu casa, dejar a tu familia para irte lejos a servir, es fuerte - o al menos para mí lo fue-. Estar en contacto tan cercano con la pobreza extrema, con una realidad tan diferente a la nuestra, con tantas carencias pero a la vez con tantas riquezas en cultura, raíces, creencias, me llevó a replantearme los pilares de mi vida, de mis creencias, y a revalorizar tu propia historia, tu familia, la comunidad del Colegio. También, estar en contacto con los Hermanos, me permitió conocer más a fondo la Congregación, sus verdaderos cimientos, ver encarnado el carisma de Edmundo Rice en una realidad concreta y palpable. Sentí VIVO en carisma de Edmundo y su legado, y esto me conmovió en cuanto a poder acercarme más a la vocación de servicio de los Hermanos. En Cochabamba atravesás por diferentes estados anímicos, ya que el encuentro con la realidad te despierta un enamoramiento inicial de su gente, de querer entregarte a ellos y compartir su vida. La contracara de este sentimiento, es la desolación, la impotencia de sentir que no podemos hacer nada y que nos vamos y su realidad seguirá así. Por otro lado, el conocer tanta gente comprometida con el Evangelio en su forma de vida, en su vocación cotidiana, te despierta gozo y esperanza en que son muchos los que están construyendo una vida mejor para tanta gente que no tiene voz.
Cuando llegás a tu país, a tu ciudad y su gente, mirás la pobreza con otra mirada y deseás poder hacer algo por ellos acá, y comenzás a buscar caminos, especialmente para vivir tu fe con coherencia, y ser coherente en lo que expresás y hacés. A mí me llevó a reflexionar que por poco que sea lo que hagas, digas, manifiestes, la vida de otros podés cambiar, tu propia vida puede cambiar en el encuentro con otros...hay que animarse a dejarse moldear por el Maestro, que nos habla y sale a nuestro encuentro en los demás, en los que tocan nuestro corazón.
Es una de esas experiencias que cuando mirás atrás, no sabés cómo fue que tomaste la decisión, qué te movió o te impulsó, pero tenés la certeza de que no fuiste tú sino que Dios te fue llevando a través de otros que fueron instrumento en el camino.

 Catequista Carolina Prato


A los compañeros que viajan a Cochabamba les hago llegar mis mejores deseos por vivir esta experiencia de trabajo inmersos en una realidad culturalmente diferente que te invade los sentidos y el corazón. Muchas fueron las instancias enriquecedoras: la convivencia con los Brothers, su aporte a la comunidad cochabambina, los momentos compartidos con los compañeros del colegio y la posibilidad de confraternizar y conocerlos más, los chicos con los que trabajamos y las historias de vida detrás de cada chico, las personas que conocimos que trabajaban en los distintos centros que visitamos, la visita a la familia en el pueblito en las montañas "aislado del resto del mundo".

Cada instancia me recuerda lo afortunada que soy y lo mucho que tengo, aunque lo material no sea mucho. Creo que uno viene al mundo a aprender y a hacer su humilde aporte desde el lugar que puede, y eso es lo que nos llevaremos con nosotros algún día.

Anécdota.... Una muy buena.... Trabajar con Maxi fue muy divertido, sobre todo cuando le piden que cante una canción y él elige una muy poco apropiada para el contexto: LAMENTO BOLIVIANO!!!!!!!  Hasta el día de hoy me acuerdo y me río :)

Cariños, 
Maestra Claudia Jiménez

Como un aporte más quisiera comentar lo que significó , desde un punto de vista absolutamente personal, por supuesto, mi breve experiencia misionera en Cochabamba. 
Lo más trascendente fue percibir la "otra realidad" que cultural y sociológicamente tiene el pueblo boliviano de esa ciudad; hay un ritmo de vida distinto al que estamos habituados, con menos vértigo y más pausas; los aromas, los colores, sobre todo la profusión de colores contrastantes y los aromas intensos contrastan con un paisaje sin playas, ramblas y verdes que por momentos puede llegarnos a resultar hasta monótono. Por otra parte el aire casi sin humedad se vuelve diáfano y transparente a tal punto que las montañas que rodean a la ciudad parecen estar cercanas a pesar de su lejanía. Los seres humanos que habitan esta ciudad son muy circunspectos, serios, no se abren fácilmente y hay que respetar ese hermetismo como una forma ancestral de supervivencia; no carecen de humor, sin embargo, recuerdo a modo de ejemplo el diálogo con un boliviano acerca del caos que es el tráfico  en las calles de Cochabamba; recuerdo que le comenté mi sorpresa porque aunque allí nadie respeta ninguna norma y sin embargo en la semana que estuve por allí no presencié ni oí de ningún accidente, entonces comenté: "es como si dentro de este aparente caos existiese un orden" el boliviano con una casi imperceptible sonrisa acotó: " y si mira dentro de ese aparente orden va a encontrar de nuevo el caos..."Para terminar esta sucesión de incoherencias es de destacar el amor y el respeto que se tiene por lo autóctono, por sus tradiciones que mantienen muy vitales, en lo musical, en el idioma, en la forma de vivir las crisis como oportunidades de crecimiento y en lo religioso resolviendo la adhesión al cristianismo sin abandonar su veneración por Pachamama...   

Maestro Mario Cardozo




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