Colegio Stella Maris

Colegio Stella Maris

jueves, 28 de noviembre de 2013

Mi experiencia en Cochabamba......

La teoría nos da las herramientas para poder entender todo aquello que en un comienzo desconocíamos, nos de la posibilidad de comprender lo que creíamos no nos afecta, no nos llegaría, sin darnos cuenta que nos pertenece; que nos debemos a ello. Una teoría que hoy la enmarco en la previa a esta increíble experiencia que tuvimos la oportunidad de vivir.
Se puede leer, se puede estudiar y hasta la podemos imaginar , pero la teoría nunca nos va a dar lo que la práctica nos dio. Vivir,.. vivir de lo más simple a lo más duro, vivir ese instante, que hace a la comprensión de lo que creía saber.
    Un viaje que me trasladó al pensamiento, a la reflexión, y hasta el cambio. Un viaje donde experimenté momentos de felicidad , y otros de mucha tristeza, que me llevaron desde un mundo con límites a un espacio sin fronteras, a ver más allá de mis necesidades, a sentir lo que otros sienten, a darme cuenta que lo difícil y complejo en nuestras vida se torna simple y pasajero en este contexto.
    Un viaje donde aprendí a leer en los rostros de las personas esos gestos de tristeza y agradecimiento a la vez, una luz en sus ojos pidiendo ayuda, ayuda para encontrar un camino para seguir. Una mirada que obliga a la acción, a un acto de bondad, a extender la mano, un arte que aprendí en siete días de los mejores maestros, que en la práctica me mostraron cómo hacerlo, cómo enfrentar este mundo tan desigual, y cómo mantener lo aprendido, vivo por siempre en nuestro corazón. Personas que llevan en sus mochilas unas ganas enormes de ayudar.

GRACIAS SAUL!!!!, por esa humildad, por la disposición a estar siempre listo, al esfuerzo de la búsqueda de los recursos para esta práctica, a tu sencillez y tu gran calidad gastronómica.
GRACIAS JAVIER!!!!, a tu constante esfuerzo diario, al amor que le brindas a esos niños, a prestar tu vida a ser padre por un momento de todos ellos.
GRACIAS FRANCISCO!!!!, a la voluntad y el esfuerzo incansable por adquirir conocimientos para devolverlos a ellos, a los mas débiles; por tu calidez y atención.
GRACIAS KEVIN!!!!, por ese compromiso de ayudar a quienes están en ese mundo oscuro de las drogas y ese intento inconmensurable de resolver lo que ya casi está perdido, sin perder jamás el sentido del humor, siempre robándole una sonrisa a quien te escucha.
GRACIAS DERMONT!!!!, por tu fuerza por tu constancia, por ese talento de hacerse querer por todo sin necesidad de decir mucho, porque hasta tu silencio nos enseña,, escondiendo siempre una sonrisa para regalar.
GRACIAS RENATO!!!!, por la esperanza que se refleja en esos niños cuando te ven llegar, por ese increíble andar, en las montañas tristes y con heridas que sangran, montañas que se despiertan a tu llegada y se tornan oscuras cuando no estás.
Gracias a todos ellos, por enseñarnos a vivir de otra manera , y a poder ser capaces de dar luz a quienes solo ven un camino cerrado.
GRACIAS A TIMOTEO por sus ansias de aprender y a ayudar
GRACIAS A SUZANNA por entregar su juventud y su vida, dejando su tierra y su familia
GRACIAS a las maestras a los profesionales, a las hermanas hospitalarias que en forma voluntaria les brindan a los más desprotegidos, una vida más digna.
Gracias a todos por permitirnos ser parte de ellos y gracias a mis compañeros por su entrega total.

    NO NOS OLVIDEMOS DE PRACTICAR SIEMPRE ESTO QUE NOS ENSEÑARON, EL TENER ESA CAPRICHOSA COSTUMBRE DE QUERER AYUDAR !!!!!!!





Mariano Pérez

lunes, 25 de noviembre de 2013

Y en Cochabamba....




Nos fuimos a Cochabamba a participar del  proyecto de inmersión. Antes, habíamos tenido encuentros grupales  en el colegio con el Padre Peralta, en los que nos propusieron prepararnos mental y espiritualmente para llegar a compartir, a entender  a los hermanos que trabajan en comunidad en Bolivia, para descubrir una población diferente.
Viajamos algo incómodos por algunos problemas en el medio de transporte y por lo largo del camino. Llegamos a un no sé qué. Llegamos a “ocupar” un espacio con nuestras charlas, nuestro ruido, le sacamos habitaciones a nuestros anfitriones, les revolucionamos su forma de vida. Ellos, silenciosos, respetuosos, sabios, nos invitaron a rezar, reflexionar, cocinar, compartir, reir, aprender y a conocerlos y conocernos.
De primera chocamos con la realidad, con el más desvalido ser, el que no puede comunicarse con el mundo porque le falla su mente y su cuerpo; parecían pajaritos con sus alas quebradas incapaces de volar. Ese encuentro fue duro, cómo llegar a ellos, qué hacer con esas almas atrapadas. Pudimos y no pudimos, seguramente cada uno creció a su manera. Vimos a las Hermanas Hospitalarias hacerse cargo de esos niños chiquitos e indefensos.
Vivimos una experiencia muy rica; el espacio y el tiempo que los hermanos le dedican a los niños y jóvenes trabajadores. Descubrimos que la clave está en acompañarlos, seguirlos, darles la caña para pescar como decía Edmundo Rice. Ahí los vimos, a los hermanos en acción, en lo que ellos llaman la Oficina.





Fuimos a un espacio indígena, donde habitan los más pobres materialmente, la zona Sur, entre las montañas, sin agua, casas hechas de material. Allí va todos los días un hermano que los reconoce, los escucha, los comprende. Allí estaba una maestra (única, que nadie le pagaba el sueldo)  que día a día construye con muchos, con cada uno, una oportunidad para quienes muchas veces son marginados de la sociedad boliviana.






Conocimos la Cancha, mercado inmenso que resume la esencia boliviana de la mayoría de la población, “todo pasa” por la Cancha, todo se puede encontrar allí.






Nosotros, nos redescubrimos, porque no alcanza con compartir horas en un trabajo, ahora compartíamos lágrimas y mucha risa. Ellos, hermanos cultos, sensibles, preocupados por la vida de quienes más lo necesitan. También,  una dulce y joven mujer – Suzana, tratando de encontrar su misión en la vida.




Gracias a Javier, Renato, Dermot, Kevin, Francisco , Timoteo y Saúl, y Suzana; por compartir.

Estábamos preparados………………. ¿de verdad? 
Rossana S.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Ya transitamos esta experiencia....


Para mí Cochabamba fue muy movilizante en  muchos aspectos, comenzando porque ya la decisión de irte de tu casa, dejar a tu familia para irte lejos a servir, es fuerte - o al menos para mí lo fue-. Estar en contacto tan cercano con la pobreza extrema, con una realidad tan diferente a la nuestra, con tantas carencias pero a la vez con tantas riquezas en cultura, raíces, creencias, me llevó a replantearme los pilares de mi vida, de mis creencias, y a revalorizar tu propia historia, tu familia, la comunidad del Colegio. También, estar en contacto con los Hermanos, me permitió conocer más a fondo la Congregación, sus verdaderos cimientos, ver encarnado el carisma de Edmundo Rice en una realidad concreta y palpable. Sentí VIVO en carisma de Edmundo y su legado, y esto me conmovió en cuanto a poder acercarme más a la vocación de servicio de los Hermanos. En Cochabamba atravesás por diferentes estados anímicos, ya que el encuentro con la realidad te despierta un enamoramiento inicial de su gente, de querer entregarte a ellos y compartir su vida. La contracara de este sentimiento, es la desolación, la impotencia de sentir que no podemos hacer nada y que nos vamos y su realidad seguirá así. Por otro lado, el conocer tanta gente comprometida con el Evangelio en su forma de vida, en su vocación cotidiana, te despierta gozo y esperanza en que son muchos los que están construyendo una vida mejor para tanta gente que no tiene voz.
Cuando llegás a tu país, a tu ciudad y su gente, mirás la pobreza con otra mirada y deseás poder hacer algo por ellos acá, y comenzás a buscar caminos, especialmente para vivir tu fe con coherencia, y ser coherente en lo que expresás y hacés. A mí me llevó a reflexionar que por poco que sea lo que hagas, digas, manifiestes, la vida de otros podés cambiar, tu propia vida puede cambiar en el encuentro con otros...hay que animarse a dejarse moldear por el Maestro, que nos habla y sale a nuestro encuentro en los demás, en los que tocan nuestro corazón.
Es una de esas experiencias que cuando mirás atrás, no sabés cómo fue que tomaste la decisión, qué te movió o te impulsó, pero tenés la certeza de que no fuiste tú sino que Dios te fue llevando a través de otros que fueron instrumento en el camino.

 Catequista Carolina Prato


A los compañeros que viajan a Cochabamba les hago llegar mis mejores deseos por vivir esta experiencia de trabajo inmersos en una realidad culturalmente diferente que te invade los sentidos y el corazón. Muchas fueron las instancias enriquecedoras: la convivencia con los Brothers, su aporte a la comunidad cochabambina, los momentos compartidos con los compañeros del colegio y la posibilidad de confraternizar y conocerlos más, los chicos con los que trabajamos y las historias de vida detrás de cada chico, las personas que conocimos que trabajaban en los distintos centros que visitamos, la visita a la familia en el pueblito en las montañas "aislado del resto del mundo".

Cada instancia me recuerda lo afortunada que soy y lo mucho que tengo, aunque lo material no sea mucho. Creo que uno viene al mundo a aprender y a hacer su humilde aporte desde el lugar que puede, y eso es lo que nos llevaremos con nosotros algún día.

Anécdota.... Una muy buena.... Trabajar con Maxi fue muy divertido, sobre todo cuando le piden que cante una canción y él elige una muy poco apropiada para el contexto: LAMENTO BOLIVIANO!!!!!!!  Hasta el día de hoy me acuerdo y me río :)

Cariños, 
Maestra Claudia Jiménez

Como un aporte más quisiera comentar lo que significó , desde un punto de vista absolutamente personal, por supuesto, mi breve experiencia misionera en Cochabamba. 
Lo más trascendente fue percibir la "otra realidad" que cultural y sociológicamente tiene el pueblo boliviano de esa ciudad; hay un ritmo de vida distinto al que estamos habituados, con menos vértigo y más pausas; los aromas, los colores, sobre todo la profusión de colores contrastantes y los aromas intensos contrastan con un paisaje sin playas, ramblas y verdes que por momentos puede llegarnos a resultar hasta monótono. Por otra parte el aire casi sin humedad se vuelve diáfano y transparente a tal punto que las montañas que rodean a la ciudad parecen estar cercanas a pesar de su lejanía. Los seres humanos que habitan esta ciudad son muy circunspectos, serios, no se abren fácilmente y hay que respetar ese hermetismo como una forma ancestral de supervivencia; no carecen de humor, sin embargo, recuerdo a modo de ejemplo el diálogo con un boliviano acerca del caos que es el tráfico  en las calles de Cochabamba; recuerdo que le comenté mi sorpresa porque aunque allí nadie respeta ninguna norma y sin embargo en la semana que estuve por allí no presencié ni oí de ningún accidente, entonces comenté: "es como si dentro de este aparente caos existiese un orden" el boliviano con una casi imperceptible sonrisa acotó: " y si mira dentro de ese aparente orden va a encontrar de nuevo el caos..."Para terminar esta sucesión de incoherencias es de destacar el amor y el respeto que se tiene por lo autóctono, por sus tradiciones que mantienen muy vitales, en lo musical, en el idioma, en la forma de vivir las crisis como oportunidades de crecimiento y en lo religioso resolviendo la adhesión al cristianismo sin abandonar su veneración por Pachamama...   

Maestro Mario Cardozo