Para mí Cochabamba fue muy movilizante
en muchos aspectos, comenzando porque ya la decisión de irte de tu casa,
dejar a tu familia para irte lejos a servir, es fuerte - o al menos para mí lo
fue-. Estar en contacto tan cercano con la pobreza extrema, con una realidad
tan diferente a la nuestra, con tantas carencias pero a la vez con tantas
riquezas en cultura, raíces, creencias, me llevó a replantearme los pilares de
mi vida, de mis creencias, y a revalorizar tu propia historia, tu familia, la
comunidad del Colegio. También, estar en contacto con los Hermanos, me permitió
conocer más a fondo la Congregación, sus verdaderos cimientos, ver encarnado el
carisma de Edmundo Rice en una realidad concreta y palpable. Sentí VIVO en
carisma de Edmundo y su legado, y esto me conmovió en cuanto a poder acercarme
más a la vocación de servicio de los Hermanos. En Cochabamba atravesás por
diferentes estados anímicos, ya que el encuentro con la realidad te despierta
un enamoramiento inicial de su gente, de querer entregarte a ellos y compartir
su vida. La contracara de este sentimiento, es la desolación, la impotencia de
sentir que no podemos hacer nada y que nos vamos y su realidad seguirá así. Por
otro lado, el conocer tanta gente comprometida con el Evangelio en su forma de
vida, en su vocación cotidiana, te despierta gozo y esperanza en que son muchos
los que están construyendo una vida mejor para tanta gente que no tiene voz.
Cuando llegás a tu país, a tu ciudad y su
gente, mirás la pobreza con otra mirada y deseás poder hacer algo por
ellos acá, y comenzás a buscar caminos, especialmente para vivir tu fe con
coherencia, y ser coherente en lo que expresás y hacés. A mí me llevó a
reflexionar que por poco que sea lo que hagas, digas, manifiestes, la vida de
otros podés cambiar, tu propia vida puede cambiar en el encuentro con
otros...hay que animarse a dejarse moldear por el Maestro, que nos habla y
sale a nuestro encuentro en los demás, en los que tocan nuestro corazón.
Es una de esas experiencias que cuando
mirás atrás, no sabés cómo fue que tomaste la decisión, qué te movió o te
impulsó, pero tenés la certeza de que no fuiste tú sino que Dios te fue
llevando a través de otros que fueron instrumento en el camino.
Catequista Carolina Prato
A
los compañeros que viajan a Cochabamba les hago llegar mis mejores deseos por
vivir esta experiencia de trabajo inmersos en una realidad culturalmente
diferente que te invade los sentidos y el corazón. Muchas fueron las instancias
enriquecedoras: la convivencia con los Brothers, su aporte a la comunidad
cochabambina, los momentos compartidos con los compañeros del colegio y la
posibilidad de confraternizar y conocerlos más, los chicos con los que
trabajamos y las historias de vida detrás de cada chico, las personas que
conocimos que trabajaban en los distintos centros que visitamos, la visita a la
familia en el pueblito en las montañas "aislado del resto del mundo".
Cada
instancia me recuerda lo afortunada que soy y lo mucho que tengo, aunque lo
material no sea mucho. Creo que uno viene al mundo a aprender y a hacer su
humilde aporte desde el lugar que puede, y eso es lo que nos llevaremos con
nosotros algún día.
Anécdota....
Una muy buena.... Trabajar con Maxi fue muy divertido, sobre todo cuando le
piden que cante una canción y él elige una muy poco apropiada para el
contexto: LAMENTO BOLIVIANO!!!!!!! Hasta el día de hoy me acuerdo y me
río :)
Cariños,
Maestra Claudia
Jiménez
Como un aporte más quisiera comentar lo que
significó , desde un punto de vista absolutamente personal, por supuesto, mi
breve experiencia misionera en Cochabamba.
Lo más trascendente fue percibir
la "otra realidad" que cultural y sociológicamente tiene el
pueblo boliviano de esa ciudad; hay un ritmo de vida distinto al que estamos
habituados, con menos vértigo y más pausas; los aromas, los colores, sobre todo
la profusión de colores contrastantes y los aromas intensos contrastan con un
paisaje sin playas, ramblas y verdes que por momentos puede llegarnos a
resultar hasta monótono. Por otra parte el aire casi sin humedad se vuelve
diáfano y transparente a tal punto que las montañas que rodean a la ciudad
parecen estar cercanas a pesar de su lejanía. Los seres humanos que habitan
esta ciudad son muy circunspectos, serios, no se abren fácilmente y hay que
respetar ese hermetismo como una forma ancestral de supervivencia; no carecen
de humor, sin embargo, recuerdo a modo de ejemplo el diálogo con un boliviano
acerca del caos que es el tráfico en las calles de Cochabamba; recuerdo
que le comenté mi sorpresa porque aunque allí nadie respeta ninguna norma y sin
embargo en la semana que estuve por allí no presencié ni oí de ningún
accidente, entonces comenté: "es como si dentro de este aparente caos
existiese un orden" el boliviano con una casi imperceptible sonrisa
acotó: " y si mira dentro de ese aparente orden va a encontrar de nuevo el
caos..."Para terminar esta sucesión de incoherencias es de destacar el
amor y el respeto que se tiene por lo autóctono, por sus tradiciones que
mantienen muy vitales, en lo musical, en el idioma, en la forma de vivir
las crisis como oportunidades de crecimiento y en lo religioso resolviendo la
adhesión al cristianismo sin abandonar su veneración por
Pachamama...
Maestro Mario Cardozo